MEJOR HABLEMOS
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Xul tenía una facilidad prodigiosa para los idiomas. Una vez se rompió una pierna y fue ingresado en la habitación de un hospital con un marinero ruso. Al ver que no comprendía palabra ni podía tener una conversación con él, le pidió a su mujer una gramática y un diccionario rusos. Por la noche, se los estudió de cabo a rabo y al día siguiente ya estaba hablando ruso con su compañero de habitación.