DIURNO
40,00 €
Cierto que nuestro Potoo adopta con la oscuridad un aspecto terrorífico, aunque durante el día tampoco se salva. Algo más tranquilito está, eso sí. Camuflado entre una rama, inmóvil, horas y más horas, como una estaca. Por tener los párpados caídos no te vayas a creer que duerme: deja siempre abierta una imperceptible ranura para no perder detalle. Las leyendas que le persiguen, ahora mismo, poco le importan. Y ahí está, con esa boca desproporcionadamente ancha esbozando una sonrisa, sin mover una pluma. Hipnotizado, en forma de Mini pendiente, con la luz del día.