GALLITO

El romance de este saltarín lanceolado con su gallita cuajó. Y es que el número acrobático al que debía enfrentarse para asegurar su descendencia le salió de maravilla. Lo curioso del caso no es tanto su actuación como el sitio: la  piscina de bolas de nuestra papiroga house. Teniendo en cuenta que la especie realiza sus exhibiciones sobre ramitas, un tronco o un poco de tierra desnuda, un poco raro sí es. Debió verle por el escaparate su futura amada, de viaje por el mundo buscando el mejor postor. Y aprovechando que Estefanía suele dejarse la puerta abierta, se coló, posó silenciosa en una esquina y acabó de despejar en vivo las dudas. Así que aquí están, uno al lado del otro, disfrutando de una historia ¡de lo más Happiest on Earth!