GIGANTES

Dentro de la cueva gigantesca uno tiene la sensación de estar en el vientre de un animal: el techo se expande y contrae, los huecos palpitan, los pasos creados mediante pacientes corrientes de agua ondulan como una columna vertebral. Los colores son también anatómicos: las rocas tienen el color de los huesos, las estalagmitas de los dientes. Las superficies brillan. En el interior de esta enorme criatura todo adquiere un aire espectral. Las sombras del techo danzan al paso de la linterna, se convierten en bestias desconocidas, presencias amenazadoras, seres de otro mundo… Y ahora, ¿quién se atreve a colgarse estos Maxi pendientes?