AIRE
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La pintura muestra a un joven reclinado con una corona de vid en el pelo. La forma estrellada de esta planta se vincula desde la antigüedad al dios Baco. Con este pendiente hemos querido mecer sus hojas, dejar correr el aire entre su espléndido follaje. Así, una pieza en plexiglás negro bajo la que cuelgan otras dos transparentes rematadas por otra de mayor tamaño en espejo dorado proporciona un ligero movimiento que simula la caída misma de las hojas en otoño.