EL LAZO EN HARRINGTON MANN

En el retrato de una joven con espléndido lazo rosa, Harrington Mann captura el instante en el que la infancia comienza a tomar conciencia. Amplio y luminoso, corona su cabello como un pensamiento leve que no termina de posarse. Es rosa, pero no afable: vibra entre la inocencia y el anhelo, entre el juego y el deseo de ser observada. Le envuelve un aura de silencio: la pose serena, el azul casi blanco apagado del vestido, la luz que rodea sin tocar. El artista pinta con una elegancia contenida dejando que el accesorio exprese lo que la modelo calla. En ese nudo se concentra la transición más delicada: la de la niña que empieza a intuir su poder. Rosa, sí, pero con toda la potencia del despertar.