Los microorganismos de las Marianas son una caja de sorpresas. Como la Capyllata melosa, una variedad de microalga hipersensible al sonido que inyecta a través de sus tentáculos un somnífero paralizante a los peces más ruidosos. Aunque, cuando está de buen humor, la cosa cambia: manejados como un arpa, esos mismos tentáculos producen un sonido embriagador que atrae a especies de todas partes del océano. Y entonces se improvisan bailes submarinos, danzas sinuosas que levantan una nube verde alrededor y que se volatiliza tan pronto termina la última nota. Eso, si no la capturas, como nosotros, ¡en forma de pendiente!