VIDA ACUÁTICA
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Si hacía calor, se llevaba el oso al río. Él no mostraba el menor entusiasmo canino cuando iba a buscarlo, solo la seguía dócilmente al notar que Lou tiraba de la cadena. Luego, una vez en el agua, se sentaba como un plácido bebé miope que disfruta del regreso a la existencia líquida. (Oso, Cap. VIII, p. 64)