CUEVAS

Dentro de aquellas inmensas oquedades, en lo más profundo de la Tierra, ya estaba todo: el agua y el fuego, la luz y el viento, el rayo. Los caminos, los sueños, el porvenir, los animales, los miedos. Todo estaba en su piedra, oculto en sus misteriosas salientes, listo para ser revelado. Las manos de Sulawesi, los leones de Chauvet, los bisontes de Altamira estaban simplemente esperando, aguardando su momento. Puede que el misterio de las primeras pinturas, el enigma de las primeras imágenes que el hombre plasmó en las cavernas, no esté ni a un lado ni a otro de sus paredes, sino detrás de las rocas. Escondido. Como estos Midi pendientes.