EL HOCICO AZUL
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El oso salió de su cabaña en cuanto la oyó golpear el cuenco. Se lo acercó con la pata con la misma expresión acobardada. Lou extendió la mano. El posó brevemente el hocico en su palma, luego se volvió para comer. Bien. Empezaban a hacerse amigos. (Oso, Cap. VII, p. 54)