PISADAS

Las dos pisadas de este Midi pendiente son sólo un recuerdo de lo que fue: una disputa entre machos para conquistar a la hembra. Todo comenzó a exactos 30cm uno del otro, en perfecta línea, con la presentaciones oportunas: piruetas efectistas por aquí, sentidos cantos por allá. A lo que siguieron los despliegues de cortejo como dicta el ritual: mientras el primero brinca, los otros permanecen quietos como estacas. Y apenas posa sus patitas sobre el suelo, arranca el turno del siguiente. Una vez termina el último, vuelta a empezar. Así pueden echar el día entero mientras la hembra se lo piensa, hace cábalas, deshoja la margarita… ¿Alguien aún duda de quién detenta el poder en la Naturaleza?