Nada por aquí...

Ballet Triádico

2018
¡Todo se mueve en papiroga!

Surgen nuevos temas, aparecen nuevos diseños, las formas se liberan e incluso se incorporan nuevas modelos. Y quienes también se mueven, aunque de un modo poco convencional, ¡son los personajes de aquí arriba! Sí, sí, estos adorables figurines con rostro de buzo y torso de cilindro. Sus gestos son torpes y cómicos, hilarantes y provocativos. Porque, ¿cómo desplazarse con cierta naturalidad incrustado en un cuadrado? ¿Con los pies esféricos o las articulaciones ovaladas? ¿Enfundado en mallas metálicas o portando pesadas escafandras? Embutidos en estos disfraces que incluyen además prótesis y artefactos de todo tipo, no parecen siquiera humanos sino directamente… ¡muñecos! Pero ¿qué han hecho para merecer esto? ¿Quién es el responsable?

Pues el visionario artista Oskar Schlemmer, ideólogo de La Bauhaus, quien llevó al límite en su Ballet Triádico (1922) las posibilidades del cuerpo en una revolucionaria fusión entre danza, arquitectura y vestuario que pretendía acabar con todo el pasado clásico. Porque en esta anti-danza no hay ni dramas ni romances. Tampoco protagonistas destacados ni historias relevantes por contar: todo lo que aparece en escena son arquitecturas ambulantes, inquietantes siluetas que exploran mediante bailes inéditos nuevas vías de expresión.

Pero la revolución va más allá, pues toda la obra supone un ejercicio de simplificación, una búsqueda incesante de lo esencial, reduciendo al mínimo, a través de la geometría, la representación de la figura humana: un cuadrado para la caja torácica, un círculo en lugar del vientre, unos cilindros como extremidades… Los elementos se descomponen, las formas se reconstruyen para alcanzar, tras un exhaustivo proceso de depuración, una nueva dimensión del hombre y del espacio.

Y eso mismo hemos querido hacer nosotros con el inclasificable ballet de Schlemmer -¡quién nos llama!- a través de los Maxi pendientes y collares, HANGS y DOTS que presentamos a continuación: prescindiendo por primera vez de la geometría pura, liberando las rectas, materializando a través de formas orgánicas estos títeres, cabezones y marionetas casi tan irreverentes como nosotros.

¡Aunque las afinidades van más allá! Porque toda la obra, como papiroga, gira alrededor del número tres: tres son sus escenas, como nuestros estados de ánimo; tres los bailarines, como las líneas de la nueva colección; tres las formas de los trajes (redondo, triangular y cuadrado), como nuestra identidad de marca, que a su vez comparte los mismos colores que la escenografía…

¡Todo cambia y todo se mueve!

¡Bienvenida (de nuevo) a papiroga!