NATURALEZA AL AMANECER
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La luz del dormitorio era de un blanco extraordinario. Se levantó y fue hasta la ventana. El mundo estaba cubierto de una tardía nieve primaveral. Copos acumulados que ahora ya caían de las verdes ramas. Volvió a olfatear. La nieve tiene su propio aroma frío. (Oso, Cap. VII, pp. 53-54)